Quienes somos
Al Bosque, es el resultado del esfuerzo de muchas personas, productores amigos, compañeros de camino, maestros, que nos acompañaron en nuestro reencuentro con la belleza y la medicina de la Naturaleza.
Comenzamos elaborando artesanalmente distintos preparados herbales, siempre en la búsqueda de plantas y materiales nobles, cuidados, donde la naturaleza ofrece su medicina en abundancia. A lo largo del camino fuimos creciendo en el sentir de lo que las hierbas medicinales proponen, ellas se nos presentan para sanarnos, sólo hay que abrir el corazón y detectar lo sagrado que existe en su presencia.
Crecía este sentimiento y crecía nuestro proyecto, así nos vimos un día en la necesidad de ofrecer productos con una aprobación formal, que puedan estar en distintos lugares y sea una opción natural en la góndola de productos para el cuidado personal. Hoy formamos un equipo más grande integrado por distintos especialistas responsables en la producción de nuestras fórmulas que cuidan y respetan cada proceso.
El protagonismo siempre estuvo en la abundancia y cantidad de opciones que nos brinda la naturaleza. Nuestra piel reconoce, se cura y se alegra con lo que viene de ella.
Nuestra pasión es por lo natural en su máxima expresión.
Los aceites vegetales que usamos en nuestros preparados, además de ser puros y prensados en frío, provienen de cultivos ecológicos y orgánicos. Esto quiere decir que desde el inicio se respeta el proceso de crecimiento natural de la planta, sus semillas no fueron manipuladas genéticamente, son plantas libres de químicos y agrotóxicos, crecen bajo la mirada de productores comprometidos con el medioambiente. Así mismo, la cera de abejas que usamos es orgánica, libre de acaricidas, que no solo dañan nuestra salud, sino que también son la mayor fuente de contaminación de las colmenas.
Gracias por el apoyo de todas las personas que se sintieron identificadas con lo que hacemos, que usaron nuestros productos y los recomendaron, que nos dieron devoluciones hermosas que nos llenaron de confianza. El camino fue difícil y nos llevó por lugares diferentes. Lo que siempre se mantuvo intacto, fue la alegría genuina que nos da poder transmitir este saber tan antiguo: somos naturaleza, volvernos hacia ella, significa volver hacia nosotros mismos.